El placer de no ser Juan Carlos Rodríguez
A continuación publico mi respuesta al artículo del señor Juan Carlos Rodríguez publicado en la revista Soho (http://www.soho.com.co/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=2133#comentarios)
Señor Juan Carlos Rodríguez
De hecho, sí, si me sentí identificado con algo de lo que usted escribió: “Yo simplemente me siento aliviado de no tener que encarar miradas inquisitivas y risillas burlonas cuando hablo de mis pasatiempos.” Yo tampoco señor Juan Carlos, ni ninguno de mis compañeros scouts. Si usted ha escuchado risillas burlonas hablando del escultismo, entonces creo que definitivamente la pantaloneta, el sombrero y la pañoleta le quedan a usted muy bien. Entre otras cosas, porque ni como adulto ni como niño nunca use sombrero en los scout, y la pantaloneta me la ponía para jugar fútbol. ¡NO! No puede ser ¿los scouts también juegan fútbol? ¿Entonces a qué horas aprenden a hacer 100 clases de nudos? Es uno de esos misterios del universo que no le voy a revelar señor Juan Carlos. Pero se la voy a poner aún peor, le cuento que en el escultismo a lo sumo aprendí a hacer 10 nudos, básicamente los que podrían salvarle la vida a una persona (en una inundación por ejemplo, cosas que nunca pasan señor Juan Carlos, no se preocupe) ah, y que básicamente son los mismos que usan los escaladores y los alpinistas. A ellos también hay que escribirles una columna que diga “El placer de no ser escalador o alpinista”.
Jamás señor Juan Carlos, tuve que decirle a un levante que mañana tenía que levantarme a “adiestrar” a los nuevos integrantes de la manada en el arte de hacer nudos. Ellos ya vienen “adiestrados” de sus casas, aunque usted no lo crea, lo de manada es en sentido figurativo, en realidad son niños educados –no animales-, a quienes no hay necesidad de adiestrar, y mucho menos para hacer nudos. Pero volviendo al tema de los levantes, déjeme contarle una infidencia señor Juan Carlos, desde que me retiré de los scouts, cada vez que voy a acampar (y como todo el mundo sabe que fui scout) a que no se imagina quien es el que queda como un galán cuando el resto de tarados (no digo que se parezcan a usted señor Juan Carlos, para nada) no son capaces ni siquiera de armar una carpa Fisher Price ni de prender una fogata aún sacándole toda la gasolina al carro. Y eso que no le cuento la cantidad de mujeres hermosas y sobretodo inteligentes, verracas y buena onda que hay en los campamentos regionales y nacionales, y ni hablar de los mundiales. Es que desde la reja del Simón Bolívar no se alcanzaban a ver señor Juan Carlos, pero le aseguro que son muchas. Si lo hubieran dejado pasar, las hubiera visto.
Tampoco señor Juan Carlos, en mi experiencia como scout, pasé debajo de un alambre de púas, si esto era una exageración cómica, perdón, pero no le encuentro lo divertido ¿Le parecería gracioso ver a un niño de 10 años arrastrándose debajo de un alambre de púas? Si es así, creo que le tengo el trabajo perfecto: como recreacionista de la guerrilla o de los paras, a ellos son a los únicos que les da risa ese tipo de cosas.
Cordialmente,
Suscriptor de la revista Soho
Profesional en Finanzas y Comercio Exterior, Especialista en Gestión Financiera y Magister en Finanzas Corporativas (También somos buenos profesionales señor Juan Carlos). Ah, y por siempre, scout de corazón.